Dentro de las miles de palabras que te he dicho, de los miles de sentimientos que te he demostrado, de todo lo que me conoces, te dije que era feliz contigo.
No solamente feliz contigo, sino que feliz contigo, no sin ti. Es distinto. Porque, si no estoy contigo no soy feliz.
Tiene mucha lógica dentro del amor, pero muy poca en la vida, y lo peor, hace suficiente al amor de pareja para el pleno desarrollo del ser, situación que nos vuelve un montón de sonrisas atontadas al ritmo regular en dos tiempos. Hasta en tres. Cuatro. Late el corazón, una sonrisa, pero, ¿qué pasó con la humanidad que se volvió tan esencialmente básica?
Volvamos. No es que esté en contra del amor, de hecho yo ya caí en sus dulces garras, sino que esa felicidad dependiente me deja pensando. Hace tiempo me puse a escribir cinco motivos por los cuales estaba prohibido deprimirse, y ahora veo uno que me permite deprimirme, basado únicamente en la lejanía, medida en metros o en volúmenes de sentimientos desagradables, malentendidos, y cualquier cosa que permita abrir la brecha de ese abrazo. No estar contigo. Y no po. Así no es la cosa. Ha. No significa mirar a una suficiencia, sino a una insuficiencia, de valor propio, de entretención, de motivación de vivir, y de cariño por el alma única que cada uno tiene...
Mi conclusión es simple. No soy feliz contigo e infeliz si no. Soy más feliz contigo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario