miércoles, agosto 23, 2006

Cero cero, cinco, seis...

Por algún motivo que desconozco me acordé de mi media infancia. Cercano a la primera década, en plena crisis de pánico, pensando en la muerte, asustado por las extrañas y sangrientas muertes que ocurrían en el día de mi noche, tratando de recordar lo que me dijo el psicólogo...yo estoy bien...
¿Algún día iría a pasar? Superar esa etapa fue más que un chiste, como encontrar la salida al gran problema justo frente a ti. Al lado, a un metro. Jugando en la noche, invasor, perturbando mi hasta entonces perfecto sueño suficiente. Tan mínimo, pero me entregó al fin mi independencia.

Es entretenido acordarse del antes-de. Porque ahora, desde el otro lado del muro, se ve distinta la vida. Y a pesar de que es imposible volver atrás, pegarse a la ventana trasera de la existencia es algo que todo ser humano tiende a hacer. Y a veces es triste, porque no todo tuvo buenos resultados, aunque dicen por ahí que es peor arrepentirse de lo que no se hizo que de lo que se hizo. No creo que sea tan tajante, aunque en ocasiones tiene demasiado sentido. Todos lo vemos todos los días.

sábado, agosto 19, 2006

Papel ilustre

No es el mismo post que había antes, que escribí en un momento alegre y despreocupado, de esos que abundan en mí y que llegan en cantidad inversamente proporcional a las horas que faltan para la prueba. Lo nuevo tiene que ver con el mismo momento catastrófico de un eventual tsunami, aunque quizás pueda ser mil veces menor, de todas formas se encenderán todas las alarmas, aumentará bruscamente el pulso de cada uno de nosotros y llegará la hora de tomar decisiones.

¿Qué me llevo? Críticamente, dudo poder pensar bien, por lo tanto dentro de mis horas de ocio he imaginado que salvaré de este departamento para mí. Y me siento mal por eso. Conozco, someramente, la historia de una mujer enferma que no puede moverse. Ni hablar. Ni comer, ni hacer absolutamente nada sola. Si ella pudiera cambiar todo lo que tiene por salud no lo dudaría en un instante, sin conocerla, lo doy por obvio, por razonable y definitivamente por conveniente. Yo, pienso en llevarme cosas. Lo mejor que me podría llevar es mi salud, y aprender a valorarla por un instante, cuando es lo único que tienes, cuando no hay nada más en ti que la vida, aprendería a valorar la vida como eso tan especial que es. Pero es difícil valorar algo cuando lo tienes, y cuando tus ambiciones están a mil millones de kilómetros de ella, porque la das por segura, siendo que es más fácil perder la vida o la salud a que algo se lleve absolutamente todas tus pertenencias. Como un tsunami. Bueno, tanto escribo y poco hago, ruego porque el destino no se lleve algo mío, pero espero aprender estas lecciones antes de un momento en que la vida me obligue a tomar decisiones.

viernes, agosto 11, 2006

Media sangre...

¿Lo habrás olvidado? ¿Nunca lo supiste? La verdad no lo creo, pero de todo corazón lo espero, existiendo una situación compleja, para qué complicarla más, para qué superarla, para qué olvidarla... La mitad de los genes, la mitad de la sangre, que llevan consigo una cantidad de similitudes, si bien no esa alegría exuberante que tanto admiro, una clase y el honor del pasado reciente, no permitirán más que un olvido, que un descuido, pero de todo corazón espero no una omisión, voluntaria, porque tú y yo estamos orgullosos de ambas mitades que el destino nos entregó.