sábado, marzo 18, 2006

Días de lluvia

Ayer fue un día para no olvidar nunca más. De esos días que quedan marcados en la retina, en la mente, en la memoria, en el calendario y hasta quizás en el diario de alguien, aunque lo último no lo creo. En fin. La diferencia entre ser hijo único y tener hermanos no puede ser una diferencia pequeña, sino algo que a la larga, por muchos amigos o primos o familia que se tenga, se nota. En el carácter, en los modales, en todo. Y yo siempre me he sentido hijo único, a pesar que en estricto rigor no lo soy.
Por primera vez escribo algo entre lágrimas. Y es que saber después de 21 años que alguien que comparte la mitad de mi sangre se preocupa por mi. No importa el contexto ni mucho las palabras, sino los hechos y lo que contienen. A mí me transmitió mucha felicidad. Y aunque tampoco soy bueno para llorar, la extrema felicidad es algo que no me puedo contener.

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