jueves, junio 26, 2008

Cuenta hasta tres...

Un, dos, tres... y el mundo está al revés. El tiempo que demoran las cosas en cambiar, es infinitamente proporcional a la importancia que el cambio tenga. Que los minutos son equivalentes a las horas y a los días y años, por la inmensa subjetividad que el tiempo tiene. No alcanzas a contar y no estás en tu lugar, ni está tu gente... un, dos, tres, y qué vendrá después. La ansiedad te siente, te come y te traga; el tiempo oscila rápidamente, los intentos por frenar son inútiles...y no alcanzas a contar, y ya no estás en tu lugar, ni está tu cara, ya cambiaste tanto...y te miras al espejo, y has crecido, sí, has crecido mucho, a veces tristemente proporcional a los problemas, y todo lo que viene... un, dos, tres, ya lo ves; un, dos, tres, lo que viste al final del camino, está a tus pies; tres, dos, uno, cuidado: en el pasado, de lo que buscas, ninguno. Nunca cuentes para atrás, porque respuestas encontrarás jamás.

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