No es el mismo post que había antes, que escribí en un momento alegre y despreocupado, de esos que abundan en mí y que llegan en cantidad inversamente proporcional a las horas que faltan para la prueba. Lo nuevo tiene que ver con el mismo momento catastrófico de un eventual tsunami, aunque quizás pueda ser mil veces menor, de todas formas se encenderán todas las alarmas, aumentará bruscamente el pulso de cada uno de nosotros y llegará la hora de tomar decisiones.
¿Qué me llevo? Críticamente, dudo poder pensar bien, por lo tanto dentro de mis horas de ocio he imaginado que salvaré de este departamento para mí. Y me siento mal por eso. Conozco, someramente, la historia de una mujer enferma que no puede moverse. Ni hablar. Ni comer, ni hacer absolutamente nada sola. Si ella pudiera cambiar todo lo que tiene por salud no lo dudaría en un instante, sin conocerla, lo doy por obvio, por razonable y definitivamente por conveniente. Yo, pienso en llevarme cosas. Lo mejor que me podría llevar es mi salud, y aprender a valorarla por un instante, cuando es lo único que tienes, cuando no hay nada más en ti que la vida, aprendería a valorar la vida como eso tan especial que es. Pero es difícil valorar algo cuando lo tienes, y cuando tus ambiciones están a mil millones de kilómetros de ella, porque la das por segura, siendo que es más fácil perder la vida o la salud a que algo se lleve absolutamente todas tus pertenencias. Como un tsunami. Bueno, tanto escribo y poco hago, ruego porque el destino no se lleve algo mío, pero espero aprender estas lecciones antes de un momento en que la vida me obligue a tomar decisiones.
¿Qué me llevo? Críticamente, dudo poder pensar bien, por lo tanto dentro de mis horas de ocio he imaginado que salvaré de este departamento para mí. Y me siento mal por eso. Conozco, someramente, la historia de una mujer enferma que no puede moverse. Ni hablar. Ni comer, ni hacer absolutamente nada sola. Si ella pudiera cambiar todo lo que tiene por salud no lo dudaría en un instante, sin conocerla, lo doy por obvio, por razonable y definitivamente por conveniente. Yo, pienso en llevarme cosas. Lo mejor que me podría llevar es mi salud, y aprender a valorarla por un instante, cuando es lo único que tienes, cuando no hay nada más en ti que la vida, aprendería a valorar la vida como eso tan especial que es. Pero es difícil valorar algo cuando lo tienes, y cuando tus ambiciones están a mil millones de kilómetros de ella, porque la das por segura, siendo que es más fácil perder la vida o la salud a que algo se lleve absolutamente todas tus pertenencias. Como un tsunami. Bueno, tanto escribo y poco hago, ruego porque el destino no se lleve algo mío, pero espero aprender estas lecciones antes de un momento en que la vida me obligue a tomar decisiones.
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